Los cimientos de la autoestima. LA ACEPTACIÓN.


Han sido muchos los que han intentado definir la autoestima. Una búsqueda rápida en internet, te llevará de una definición a otra y es fácil darse cuenta de que cada definición va por un lado en función de qué aspecto enfaticen. Unas hablan de amor, otra de valoración, otras de aceptación, otras de confianza, etc.

Pero lo cierto es que todas tienen razón aunque ninguna esté completa. En realidad la autoestima es un concepto muy amplio que engloba diferentes actitudes hacia uno mismo. Si algo tienen en común todas estas actitudes es que deben ser INCONDICIONALES.

Nos quedaríamos sorprendidos si nos diéramos cuenta de sopetón de cuanto nos condiciona nuestra autoestima en nuestro día a día y cuantos malos ratos, disgustos y problemas nos ahorraríamos si tuviéramos unos buenos cimientos.

En este artículo nos centraremos en la aceptación. Bien, para tener una buena autoestima debes ACEPTARTE A TI MISMO TAL COMO ERES.
Vale... y eso, ¿cómo lo hago?
Pues mediante dos acciones diferenciadas: admisión y autoaprobación.


Admisión

Con admisión nos referimos a no negar lo que somos ni lo que hacemos. A menudo negamos nuestros defectos o nuestros actos equivocados ya que creemos que lo "lógico" es que uno no se apruebe a sí mismo cuando tiene defectos o se equivoca. Es como si nos hubieran inculcado una lógica de evitar a toda costa defectos, vicios, errores, problemas, emociones negativas, etc. porque si no valemos menos.

Bien, tengo una buena noticia y una mala: la mala es que en la vida existe el bien y el mal, el blanco y el negro, lo positivo y lo negativo, EL YING Y EL YANG por más que nos empeñemos en negar una de las dos partes. La buena es que NO PASA NADA, no es ningún drama y se puede aprender a vivir con las dos caras de esa misma moneda que es la vida.

¿Por que las personas niegan lo que no les gusta de uno mismo?
Es un clásico mecanismo de defensa. Si lo que tengo delante no lo sé afrontar, me genera tanta emoción negativa que debo negarlo porque la situación en la que me encuentro es inaceptable. Negamos los problemas que no nos vemos capaces de afrontar, negamos los defectos que no sabemos mejorar, negamos los errores que no sabemos corregir, etc. Creemos en una falacia de que si negamos una realidad que nos supera, ésta nos hará menos daño y puede incluso que desaparezca sola. Nada más lejos de la realidad.

Si tengo delante un león del que no me puedo escapar, ¿servirá de algo que cierre los ojos?

Ahora imaginemos que el león representa una amenaza, no a nuestra integridad física, sino a nuestra autoestima. Hago la misma pregunta, ¿servirá de algo cerrar los ojos? No. Nuestra autoestima quedará tocada igual porque esa no es la manera de enfrentarse a un león. No tenemos los cimientos de la aceptación, cuyo primer paso es admitir la realidad. Sólo con los ojos abiertos podremos ver al león y enfrentarnos a él, aunque es cierto que necesitamos tener otros cimientos de la autoestima bien establecidos, como autocompetencia, autocapacidad, autoconfianza, etc.

Puede parecer que lo que explico sea sencillo. Sólo tengo que admitir las cosas, no es tan difícil. ¿No? Bueno, teniendo en cuenta que llevamos toda la vida desarrollando estrategias de todos los tipos y colores para que nos resulte creíble que cuando cerramos los ojos el león no está que al final nos lo hemos creído. Luego notamos un mordisco y no entendemos de dónde viene. Estas estrategias son múltiples, cada uno desarrolla las suyas: echarle la culpa a otro de nuestros errores, criticar en otros un defecto nuestro, poner mil excusas diferentes para justificar la huida de los problemas, mentir a los demás y a nosotros mismos, evitar espejos para no ver nuestras imperfecciones, etc.

Tu tarea a partir de ahora será tomar conciencia de cuales son tus estrategias para negar la realidad y dejar de usarlas. Pero, de nuevo tengo una buena noticia y una mala. La mala es que la realidad de la que nos solemos evadir nos va a doler pero la buena es que no vamos a echar alcohol en la herida, sólo agua oxigenada.


Autoaprobación

Es nuestra agua oxigenada. Es el paso que sigue a admitir las cosas tal como son. Es imprescindible para que las heridas de nuestra autoestima curen bien. Y es INCONDICIONAL.

Es decir, si fuéramos un examen, éste debería estar aprobado independientemente de lo bien o mal hecho que esté. ¡Como si está en blanco!

Lo que podemos aprobar o suspender, en todo caso, son nuestros actos o nuestros rasgos y maneras de ser concretas. Podemos calificar un acto como bien hecho o mal hecho o podemos calificar un rasgo de nuestra personalidad como positivo o negativo en función de si nos ayuda a ser más felices o no o si nos ayuda a lograr objetivos o no. Pero lo que nunca debe ponerse en cuestión es nuestra persona. Puedes cometer errores y tener tendencia a actuar mal en determinadas situaciones pero no por eso eres peor persona que cualquier otro o menos válido que cualquier otro ya que los otros no lo hacen todo bien y también tienen defectos y cometen errores. No lo dudes.

Tu otra tarea a partir de ahora: no te desapruebes a ti mism@ por ser imperfect@. Paradójicamente, este es el buen camino para mejorar los defectos que queramos y convertirnos poco a poco en algo más parecido a lo que nos gustaría ser.


EJEMPLO: soy una persona impulsiva y eso me trae problemas.

1. Admito que TIENDO A ser impulsiva (ya que seguramente no lo soy en el 100% de las ocasiones).
2. Admito los errores que cometo por comportarme de manera impulsiva y me responsabilizo de ello. No le echo la culpa a otro y miro para otro lado. Me disculpo si toca. No me reboto si se enfada la persona a la que he ofendido. No huyo de las consecuencias de mis actos.
3. No me desapruebo por ser como soy. Me quiero a mi misma y me valoro aunque sea impulsiva. Porque soy mucho más que ese "defecto".
4. Si no me gusta ser impulsiva porque me trae problemas, decido intentar serlo menos y para ello intento averiguar cómo conseguirlo. Y si tengo que pedir ayuda la pido. Y a por ello.




Patricia Vilchez Las Heras
Psicòloga infanto-juvenil
Col. 21639

SI VAS A AMARGARTE, HAZLO BIEN


“Imagina que te encuentras en una sala de conciertos escuchando los compases de la más melodiosa de las músicas y que, de pronto, recuerdas que se te ha olvidado dejar cerrado tu automóvil. Comienzas a preocuparte, y ni puedes salir de la sala ni disfrutar de la música.
[…]La vida para quienes tienen oídos para oír, es una sinfonía; pero es rarísimo el ser humano que escucha la música. […] La gente está demasiado ocupada en escuchar los ruidos que sus circunstancias y su <<programación>> han introducido en su cerebro.”
Anthony de Mello- Una llamada al amor


Hay millones de razones y millones de maneras para conseguir la preciada meta del ser humano de ser (¡por fin!) feliz... Pero si eres de los que se le resiste cualquier libro de autoayuda, si eres de los que ni con un perro en su vida encuentran la tranquilidad, el sosiego, ni el sentido, quizás es que estás destinado a ser desgraciado toda tu vida. Aún así, debes concentrarte para hacerlo realmente bien. Ser un perfecto desgraciado tampoco es fácil; a veces, sin esperártelo, te pondrás a disfrutar de una canción que han puesto sin aviso en la radio. ¡Mal, ya has sonreído por unos segundos! Pero no te preocupes, Paul Watzlawick hizo un genial trabajo de recopilación ("el arte de amargarse la vida") para ayudar a personas como tú, en el duro trabajo de ser el mayor infeliz del planeta. 
Si quieres seguir amargándote la vida sigue fielmente estos principios:

- No trates de cambiar. Sigue diciendo que las cosas deberían ser como tú prefieres y en lugar de cómo son. Sé fiel a ti mismo, no te contradigas para nada aunque la alternativa sea mejor.


Piensa que cualquier tiempo pasado fue mejor. Que nada volverá a ser como antes, que jamás volverás a sonreír. Sigue con la añoranza y la desdicha, y serás fuente de aflicción.

- Céntrate en el pasado. Evita hacer algo en el presente, el único tiempo que puedes sentir.

- Sé victimista. Dite que el pasado te la jugó, y que ahora serás desdichado toda la vida. Afirma el determinismo del pasado y que ahora ya no puedes hacer nada,eres víctima del pasado. Hecha la culpa al pasado y evita la responsabilidad de hacerte cargo del presente.

- Di a ti mismo que hagas lo que hagas no va a cambiar nada. Que no hace falta explorar y aplicar otras soluciones, porque te da miedo encontrar la solución. No conduce a nada, sino más de lo mismo. Aférrate a las soluciones conocidas y que te sirvieron en el pasado, y olvídate la posibilidad de nuevas soluciones quizás mejores.

- Cuando intentes hacer algo, imagínate lo peor Piensa en todo lo negativo que pudiera ocurrir, y así quizás dejas de hacerlo.

- Céntrate en los infortunios y olvida los aspectos positivos. Dite que siempre te pasa lo mismo, que siempre es igual. Sobretodo abstente de una visión más global y realista.

- Una situación de lo más trivial, podemos convertirla en difícil sólo hemos deponer empeño en ello. Así cuando algo no te salga o quieres hacer, empéñate que te debe salir e imagínate la peor situación que de bien seguro te ocurrirá. Ya habrás conseguido haberlo hecho un poco más difícil.

- También puedes evitar un problema con el fin de que perdure siempre. Sino lo afrontamos, siempre estará allí, y será nuestra fuente de aflicción.

- Mantente fiel a tus profecías y expectativas. Sé fiel a ellas y haz todo lo posible para que ocurran, y al fin se puedan cumplir. Cuando uno crea una profecía actúa consciente o inconscientemente con el fin de cumplirla. Tiende a sesgar la realidad.

- Es más fácil viajar lleno de esperanzas, que llegar. La llegada puede ser el fin de nuestro viaje y eso nos da miedo. Vamos a evitarlo.

- Comunícate de forma ineficaz. Confunde el nivel objetivo, lo que en realidad se ve, y lo que se dice al otro. Intenta buscar intenciones ocultas, leer los pensamientos, culpa al otro, haz todo lo posible para acabar enfadándote con e lotro.

- Intenta ser espontáneo, natural. Exígete hacer algo que crees que te debe salir de dentro y verás como no sale, pero inténtelo. Pero no tan solo que te salga de dentro, sino que además que te guste. Cúlpate si no te sale. Exígete reír porque es lo que se espera que hagas, todo el mundo lo hace.

- Piensa que si alguien te quiere, algo malo hay en ello porque no lo mereces.No es normal, no está en su cabal juicio. Busca que esconde tras ello hasta que lo hagas poco atractivo. Vive con la ilusión de conseguir conquistar alguien,pero no lo conquistes nunca, eso sería horroroso. Enamórate sólo de la ilusión,pero no lo consigas nunca.

- Busca las intenciones ocultas de tus acciones más bondadosas. Observa tus acciones altruistas y solidarias, y verás como eres un miserable y poco honesto.Así también te abstendrás de ayudar.

- Busca a un compañero para satisfacer el rol o papel que quieres representar en esta vida. Nos buscamos aquél que puede reflejar la imagen que llevamos dentro.

- Piensa que tu mundo es el verdadero, normal, exacto y el único. Desprecia cualquier punto de vista diferente al tuyo.

- Piensa que la vida es un juego de suma cero. En que unos ganan y otrospierden, aunque ambos pierden ante la vida. Tu objetivo es ganar, aunque noveas lo que pierdes.






Bibiana Badiella 
Psicòloga 21373