Errors vers el pensament positiu.


“Precisament la negativitat manté la vida en vida. El dolor és constitutiu de l’experiència. Una vida que consistís únicament en emocions positives o vivències òptimes no seria humana”.  ByungChul Han

Recuperant l’autor del qual em parlat en algun post, aquesta és una afirmació interessant que apareix en el seu llibre Psicopolítica. Ell llibre exposa i critica les noves tècniques de poder del capitalisme neoliberal. D’entre elles una que m’ha cridat l’atenció és, precisament, el bombardeig a què ens veiem sotmesos, d’uns anys ençà, amb tots els cursos, tallers, llibres d’autoajuda, etc. Molts d’ells giren entorn del coaching, la intel·ligència emocional, la positivitat, l’auto lideratge,...Segons l’autor, tot això no fa més que generar pressions a l’ésser humà, que no deixa d’autoexplotar-se, fins a arribar a un punt de col·lapse que el fa emmalaltir física, i sobretot, psíquicament. La paradoxa és que la explotació ja no ve del exterior (empresa, jefes, societat,…), sino que prové del propi individuo. Hi estic molt d’acord, la majoria de pacients no només pateixen pel fet de tenir una depressió o patir d’estrès o d’ansietat, doncs a aquest dolor (que sovint, ja és molt) s’hi afegeixen exigències tipus: “hauria d’estar bé”, ” jo hauria de saber portar aquesta situació”, “he de pensar en positiu”. I de vegades no es pot. I no es pot. Perquè  com bé diu l’autor, una vida on només hi trobem emocions positives no és humana. Reivindico, per tant, el dret a estar tristos, enfadats, cansats, preocupats…. Perquè tot això forma part de la vida. No estem obligats a estar tota l’estona alegres, satisfets, ni a mostrar-nos encantadors i proactius, líders de la nostra vida les 24 hores del dia. Podem estar enfonsats i fins i tot tocar fons, perquè en molts casos només permetent-nos tocar fons podem sortir a flot. Voldria trencar una llança a favor de la legitimitat de sentir i viure totes aquelles emocions desagradables i que podem considerar negatives, però que alhora, formen part de la vida. A la bibliografia del llibre del qual us parlava “Psicopolítica“,  apareix un títol molt suggerent de l’autor Ehrenreich:  “Sonrie o muere. La trampa del pensamiento positivo”. Probablement serà el proper llibre que em llegeixi. Els temps estan canviant i probablement la filosofia i la sociologia ens ajudin a trobar camins per elaborar noves formes de enfocar la psicoteràpia.
 

Los cimientos de la autoestima. CONFIANZA Y COMPETENCIA

En este segundo aporte sobre la autoestima podríamos hablar de dos más de sus facetas que van estrechamente ligadas.

¿A qué nos referimos con (auto)confianza? Es eso tan "difícil" que consiste en sentirnos confiados y seguros de nosotros mismos a la hora de enfrentarnos a situaciones, problemas, conflictos, experiencias nuevas, a la vida en general, etc. ¿Cómo se hace? Para tener auto-confianza es preciso que ya tengamos entrenada la aceptación. Porque cuando nos enfrentamos a algo, cualquier cosa, siempre cabe la posibilidad de equivocarse o de que algo salga mal. Y debemos estar preparados para ello. Cuando perdemos el pánico a equivocarnos o a determinadas emociones porque dominamos la aceptación y nos sentimos capaces de asumir lo que ocurra es cuando podemos enfrentarnos a una situación que nos asusta o nos entristece porque sabemos que pase lo que pase... nuestra autoestima no se derrumbará y que gracias a ella cualquier herida emocional cura más rápido.

Por otra parte, la autoconfianza tiene un gran poder sobre nosotros. Si nos enfrentamos a cualquier cosa con seguridad, podemos sentirnos más relajados, más serenos y concentrar nuestra energía en obtener el éxito, en vez de concentrarla en dudas, miedos, ansiedad, etc. Si contamos con autoconfianza podremos sacar lo mejor de nosotros mismos, que no es poco.

La (auto)competencia es llevar la autoconfianza al siguiente nivel, porque no consiste sólo en enfrentarnos sin miedo a lo que ocurra sino en enfrentarnos sintiendo que somos muy capaces de hacerlo con éxito. Sólo cuando has conseguido actuar con seguridad ante algo que antes te hubiera asustado es cuando te das cuenta de todo tu potencial y de que éste es capaz de seguir creciendo para obtener el éxito en los retos de la vida.

Al enfrentarnos sintiéndonos auto-competentes es más probable que tengamos éxito ya que ese sentimiento nos abre la puerta de acceso a todo nuestro potencial. Hace que los límites que creemos tener se alejen y tenemos más campo abierto para movernos hacia el éxito.

Tarea: cuando te enfrentes a algo que te asusta o a algo negativo que te desborda dale menos protagonismo a las dudas, en vez de anticipar los errores o las cosas negativas que puedan pasar y tener pánico a que ocurran o creer que son un drama, visualízalos y visualízate aceptándolos y superándolos.

Tarea: pregúntate: ¿qué es lo peor que podría pasar? si la respuesta es mínimamente racional o realista seguro que te das cuenta de que nada es tan grave como para bloquearte, que vale la pena intentarlo, que es lo que quieres y que pase lo que pase... tus cimientos no se derrumbarán.

Tarea: despréndete poco a poco de la opinión de los demás. Su buscas la aprobación de los demás restarás autoconfianza y seguridad ya que la opinión de los demás se basa en su criterio y éste es siempre variable, impreciso, desconocido, y lo más importante: ajeno. Ahora la opinión y el criterio que mandan son los tuyos. Porque tú sí te aceptas tal y como eres y eso es incondicional. Si sigues permitiendo que tu autoestima dependa de lo que los demás piensen de ti tus cimientos estarán lejos de ser sólidos.


Patricia Vilchez Las Heras
Psicòloga infanto-juvenil
Col. 21639

Mindfulness, para convivir con la ansiedad y el miedo.

Cuando prestamos atención a nuestros pensamientos, una de las primeras cosas que descubrimos es que nos pasamos una gran parte del tiempo planificando el futuro. Somos planificadores. Poder imaginar el futuro, poder predecir determinados hechos o dificultades y actuar en consecuencia es adaptativo, una ventaja evolutiva que nos mantiene con vida, pero también es la fuente de muchas de nuestras perturbaciones presentes. La ansiedad provoca miedos, inhibiciones, interfiere en todo lo que hacemos y por ello muchas veces nos complica la vida.

Cuando pensamos sobre el futuro, a menudo suele ser para imaginar todo aquello que podría pasar o salir mal, porque pensar en ello nos da la sensación de estar haciendo algo de forma activa, nos da cierta sensación de control sobre el futuro. Pero la realidad es que no sabemos cómo se manifestarán los problemas futuros ni en qué condiciones, no sabemos con qué recursos contaremos, y pensar en ello se convierte en una tarea improductiva. Enredarnos en todos esos pensamientos de preocupación nos aleja de lo que está pasando en el momento presente y nos amarga la vida incluso cuando las cosas nos van bien.

 En el otro lado, están las personas que piensan que deben mantener siempre una actitud positiva ante la vida, y que cuando aparece la “preocupación” o la “ansiedad” hay que deshacerse de ella rápidamente. El problema en este caso es que no todos los temores son injustificados o poco realistas, y por ello la mera evitación no es la mejor manera de resolver la situación. De modo que no podemos dejarnos arrastrar por la preocupación sin fin sobre el futuro pero tampoco deberíamos ignorarla sin más.

Y entonces, ¿qué hacemos con la ansiedad?

La práctica de la plena conciencia, en cambio, puede ayudarnos a cambiar nuestra visión de nosotros mismos y nuestras expectativas sobre la vida, haciéndolas más acordes a la realidad. Cuando practicamos mindfulness, vemos la rapidez con la que cambian nuestros pensamientos, sentimientos y sensaciones, vemos que no es posible mantener siempre los estados placenteros, que estamos en constante cambio. Reconocer esto puede ayudarnos a sentirnos más cómodos con la inevitabilidad de la enfermedad, la pérdida, el cambio, la incertidumbre…, la práctica de la plena conciencia nos ayuda a convivir con todo ello.

Todos nos sentimos ansiosos ante la proximidad de una exposición oral en público, incluidos los profesionales que se dedican a ello, pero si evitamos siempre el hablar en público para no pasarlo mal, seguramente estemos perdiendo muchas oportunidades, estaremos limitando nuestras vidas. Por ello si aprendemos a convivir con nuestros pensamientos y nuestras sensaciones de ansiedad, nos podremos permitir actuar como queremos nosotros y no como nos dictan nuestras emociones.

Laura Sánchez

Entrena tu cerebro hacia la felicidad






¿Puedo entrenar mi cerebro para que sea más feliz?

Cuando tu cerebro recupera un recuerdo, no lo hace como un ordenador, que convoca una grabación completa de lo que está en el disco duro (como un documento, imagen o canción).
Tu cerebro reconstruye recuerdos  a partir de sus características fundamentales y aprovechando sus capacidades de simulación para llenar los detalles que faltan.

Esto supone trabajar más que si se recordara todo, pero es un uso más eficiente del espacio disponible: de esta manera no es necesario guardar grabaciones completas. Y tu cerebro es tan rápido que no te das cuenta de la reconstrucción de cada recuerdo.

Este proceso de reconstrucción te da la oportunidad de ir cambiando gradualmente el sombreado emocional de tus recuerdos, allá abajo en la microcircuitería de tu cerebro.

Cuando se activa un recuerdo, un acoplamiento enorme de neuronas y sinapsis forma un patrón. Si al mismo tiempo hay otras cosas en tu mente -y especialmente si son muy agradables o desagradables-, tu amígdala e hipocampo asociarán inmediatamente con este patrón neuronal. Después, cuando el recuerdo abandone la conciencia, será consolidado en almacén junto con estas otras asociaciones. La próxima vez que se active este recuerdo, tenderá a llevar consigo estas asociaciones.

Por ello, si invocas repetidamente sentimientos y pensamientos negativos mientras está activo un recuerdo, ese recuerdo se irá sombreando cada vez más en dirección negativa. Por ejemplo, recordar un fracaso antiguo mientras que simultáneamente te azotas a ti mismo hará el fracaso cada vez más terrible. Por otra parte, si convocas emociones y perspectivas positivas mientras están activos recuerdos implícitos o explícitos, estas influencias saludables irán entretejiendo en el tejido de estos recuerdos.

Cada vez que haces eso, cada vez que tomas estados mentales dolorosos y limitadores y los cambias en sensaciones y opiniones positivas, vas creando un poco más de estructura neuronal. Con el tiempo, el impacto acumulativo de este material positivo cambiará literalmente tu cerebro, sinapsis en sinapsis.

Imagina que el contenido positivo se va depositando en viejas heridas, suavizando los lugares doloridos con un bálsamo cálido, llenando huecos, sustituyendo poco a poco los sentimientos y creencias negativos con otros positivos.
El material mental negativo con el que tienes que trabajar puede ser de la edad adulta, incluyendo experiencias actuales. Pero a menudo es importante abordar recuerdos explícitos e implícitos de la niñez, porque normalmente aquí están las raíces de las cosas que te molestan ahora.
Las personas se enfadan a veces contra sí mismas porque todavía les afectan cosas del pasado, pero recuerda: el cerebro está diseñado para cambiar con las experiencias, especialmente las negativas; aprendemos de nuestras experiencias, especialmente de las de la niñez, y es natural que este aprendizaje permanezca con nosotros.
Estarás arrancando malas hierbas y plantando flores en el jardín de tu mente.
Como mejor se curan las experiencias dolorosas es oponiéndose las otras positivas, como reemplazando sentimientos de la niñez de debilidad con una sensación de fuerza actual. Si te sigue molestando la tristeza de haber sido maltratado en una relación antigua, recuerda cómo otras personas te quieren y deja que estos sentimientos sedimenten.
Añade el poder del lenguaje diciendo a ti mismo algo como «He pasado por todo esto y estoy aquí, y mucha gente me quiere». No olvidarás lo que pasó, pero su carga emocional quedará muy reducida. No se trata de evitar las experiencias dolorosas ni de aferrarse a las positivas, porque eso sería una manera de ansiedad, y el ansia lleva al sufrimiento.
El dolor es inevitable, pero el sufrimiento es opcional.

Se trata de acoger las positivas, de incorporar de manera que se conviertan en una parte permanente de ti. Para interiorizar lo positivo, puedes hacerlo en 3 pasos:
1.       Convertir los hechos positivos en experiencias positivas:
Todo el tiempo están pasando cosas buenas a nuestro alrededor, pero la mayor parte del tiempo no nos damos cuenta y, cuando lo hacemos, no lo sentimos apenas. Alguien es agradable contigo, encuentras una calidad admirable en ti mismo, un capullo está floreciendo, acabas un proyecto difícil..., todo va pasando sin más. En vez de eso, busca activamente buenas noticias, especialmente las cosas pequeñas de la vida cotidiana: las caras de los niños, el olor de una naranja, un recuerdo de unas vacaciones feliz, un suceso pequeño en el trabajo, etc. Sea lo que sea lo que encuentres de positivo, aplícale atención plena conscientemente, ábrete a esto y deja que te afecte.

2.       Disfruta de la experiencia, es deliciosa!
Hazla durar quedándote con ella 5, 10, incluso 20 segundos; no dejes que tu atención salte a otra cosa. Cuanto más tiempo permanece algo en la conciencia y más estimulante emocionalmente es, más neuronas se disparan y por ello se conectan, y la huella en la memoria es más fuerte (Lewis 2005).

 Centra tu atención en tus emociones y sensaciones corporales, porque estas son la esencia de la memoria implícita. Haz que la experiencia llene tu cuerpo y sea tan intensa como se pueda. Por ejemplo, si alguien es bueno contigo, permite que la sensación que se ocupen de ti caliente todo tu pecho. Fíjate especialmente en los aspectos gratificantes de la experiencia, por ejemplo en lo agradable que es recibir un gran abrazo de alguien a quien quieres. Centrarse en estas recompensas aumenta la liberación de dopamina, lo que hace más fácil seguir prestando atención a la experiencia, y refuerza sus asociaciones neuronales en la memoria implícita.

3.       Imagina o siente que la experiencia penetra profundamente en tu mente y cuerpo:
Como el calor del sol en una camiseta, el agua en una esponja o una joya colocada en un pecho querido en tu corazón. Sigue relajante tu cuerpo y absorbiendo las emociones, sensaciones y pensamientos de la experiencia.


Mónica Blasco.


CARÁCTER, TEMPERAMENTO Y MINDFULNESS



CARÁCTER, TEMPERAMENTO Y MINDFULNESS


La desesperación y obsesión por el éxito por llegar al final, nos genera que, en ocasiones, nuestro carácter o temperamento salga a la luz de manera automática.
Esta conducta solemos justificarla con una frase bastante común, YO SOY ASI.
Esta frase nos escusa de muchas reacciones desmesuradas e inapropiadas.
¿Hacia dónde ponemos nuestra atención?
Podemos decir, YO SOY ASI, PERO ESTOY APRENDIENDO
En esta frase se abre un amplio abanico de posibilidades, que en la primera frase no se contemplaba. Al añadir ESTOY APRENDIENDO tomamos la responsabilidad de poder cambiar algunas situaciones, las que dependen de nosotros mismos.
Imaginar una persona enfadada, está muy ofendida… su tono de voz es elevado, grita, su cara se pone roja como un tomate… a esta reacción, la gran mayoría de veces se describe como una persona con un fuerte carácter. En realidad, esa persona demuestra todo lo contrario, muestra debilidad ya que no controla su temperamento.
El temperamento lo heredamos, pero el carácter lo construimos.
Hay muchas herramientas para aprender, pero una realmente efectiva y comprobada científicamente es Mindfulness, su práctica nos ofrece el aprendizaje de ser un observador, observador de nuestro carácter, de nuestro temperamento. Visto desde afuera es mucho más sencillo. Dejar atrás frases como YO SOY ASI, dándonos cuenta qué tenemos un gran poder, el poder de cambiar las cosas, nuestras reacciones, nuestras emociones, nuestras sensaciones, nuestra perspectiva y construir una vida más agradable, más serena, más equilibrada.
Responder en vez de reaccionar se aprende, se entrena y es entonces cuando empezamos a ver cambios significativos, en nuestra persona y en todos los ámbitos de la vida, a modo de efecto dominó.
Si asumimos nuestra responsabilidad dejando de ser víctimas de las circunstancias nos empoderamos, convirtiéndonos en líderes de nuestra propia vida.
LA TERAPIA COGNITIVO CONDUCTUAL CONVINADA CON MIDFULNESS es, desde mi punto de vista, de las mejores herramientas, ya que se complementan perfectamente, proporcionando un equilibrio, sostiene con fuertes pilares los momentos delicados de cada proceso.





Marisa Castilla.
Instructora Taller i Mindfulness.





Los cimientos de la autoestima. LA ACEPTACIÓN.


Han sido muchos los que han intentado definir la autoestima. Una búsqueda rápida en internet, te llevará de una definición a otra y es fácil darse cuenta de que cada definición va por un lado en función de qué aspecto enfaticen. Unas hablan de amor, otra de valoración, otras de aceptación, otras de confianza, etc.

Pero lo cierto es que todas tienen razón aunque ninguna esté completa. En realidad la autoestima es un concepto muy amplio que engloba diferentes actitudes hacia uno mismo. Si algo tienen en común todas estas actitudes es que deben ser INCONDICIONALES.

Nos quedaríamos sorprendidos si nos diéramos cuenta de sopetón de cuanto nos condiciona nuestra autoestima en nuestro día a día y cuantos malos ratos, disgustos y problemas nos ahorraríamos si tuviéramos unos buenos cimientos.

En este artículo nos centraremos en la aceptación. Bien, para tener una buena autoestima debes ACEPTARTE A TI MISMO TAL COMO ERES.
Vale... y eso, ¿cómo lo hago?
Pues mediante dos acciones diferenciadas: admisión y autoaprobación.


Admisión

Con admisión nos referimos a no negar lo que somos ni lo que hacemos. A menudo negamos nuestros defectos o nuestros actos equivocados ya que creemos que lo "lógico" es que uno no se apruebe a sí mismo cuando tiene defectos o se equivoca. Es como si nos hubieran inculcado una lógica de evitar a toda costa defectos, vicios, errores, problemas, emociones negativas, etc. porque si no valemos menos.

Bien, tengo una buena noticia y una mala: la mala es que en la vida existe el bien y el mal, el blanco y el negro, lo positivo y lo negativo, EL YING Y EL YANG por más que nos empeñemos en negar una de las dos partes. La buena es que NO PASA NADA, no es ningún drama y se puede aprender a vivir con las dos caras de esa misma moneda que es la vida.

¿Por que las personas niegan lo que no les gusta de uno mismo?
Es un clásico mecanismo de defensa. Si lo que tengo delante no lo sé afrontar, me genera tanta emoción negativa que debo negarlo porque la situación en la que me encuentro es inaceptable. Negamos los problemas que no nos vemos capaces de afrontar, negamos los defectos que no sabemos mejorar, negamos los errores que no sabemos corregir, etc. Creemos en una falacia de que si negamos una realidad que nos supera, ésta nos hará menos daño y puede incluso que desaparezca sola. Nada más lejos de la realidad.

Si tengo delante un león del que no me puedo escapar, ¿servirá de algo que cierre los ojos?

Ahora imaginemos que el león representa una amenaza, no a nuestra integridad física, sino a nuestra autoestima. Hago la misma pregunta, ¿servirá de algo cerrar los ojos? No. Nuestra autoestima quedará tocada igual porque esa no es la manera de enfrentarse a un león. No tenemos los cimientos de la aceptación, cuyo primer paso es admitir la realidad. Sólo con los ojos abiertos podremos ver al león y enfrentarnos a él, aunque es cierto que necesitamos tener otros cimientos de la autoestima bien establecidos, como autocompetencia, autocapacidad, autoconfianza, etc.

Puede parecer que lo que explico sea sencillo. Sólo tengo que admitir las cosas, no es tan difícil. ¿No? Bueno, teniendo en cuenta que llevamos toda la vida desarrollando estrategias de todos los tipos y colores para que nos resulte creíble que cuando cerramos los ojos el león no está que al final nos lo hemos creído. Luego notamos un mordisco y no entendemos de dónde viene. Estas estrategias son múltiples, cada uno desarrolla las suyas: echarle la culpa a otro de nuestros errores, criticar en otros un defecto nuestro, poner mil excusas diferentes para justificar la huida de los problemas, mentir a los demás y a nosotros mismos, evitar espejos para no ver nuestras imperfecciones, etc.

Tu tarea a partir de ahora será tomar conciencia de cuales son tus estrategias para negar la realidad y dejar de usarlas. Pero, de nuevo tengo una buena noticia y una mala. La mala es que la realidad de la que nos solemos evadir nos va a doler pero la buena es que no vamos a echar alcohol en la herida, sólo agua oxigenada.


Autoaprobación

Es nuestra agua oxigenada. Es el paso que sigue a admitir las cosas tal como son. Es imprescindible para que las heridas de nuestra autoestima curen bien. Y es INCONDICIONAL.

Es decir, si fuéramos un examen, éste debería estar aprobado independientemente de lo bien o mal hecho que esté. ¡Como si está en blanco!

Lo que podemos aprobar o suspender, en todo caso, son nuestros actos o nuestros rasgos y maneras de ser concretas. Podemos calificar un acto como bien hecho o mal hecho o podemos calificar un rasgo de nuestra personalidad como positivo o negativo en función de si nos ayuda a ser más felices o no o si nos ayuda a lograr objetivos o no. Pero lo que nunca debe ponerse en cuestión es nuestra persona. Puedes cometer errores y tener tendencia a actuar mal en determinadas situaciones pero no por eso eres peor persona que cualquier otro o menos válido que cualquier otro ya que los otros no lo hacen todo bien y también tienen defectos y cometen errores. No lo dudes.

Tu otra tarea a partir de ahora: no te desapruebes a ti mism@ por ser imperfect@. Paradójicamente, este es el buen camino para mejorar los defectos que queramos y convertirnos poco a poco en algo más parecido a lo que nos gustaría ser.


EJEMPLO: soy una persona impulsiva y eso me trae problemas.

1. Admito que TIENDO A ser impulsiva (ya que seguramente no lo soy en el 100% de las ocasiones).
2. Admito los errores que cometo por comportarme de manera impulsiva y me responsabilizo de ello. No le echo la culpa a otro y miro para otro lado. Me disculpo si toca. No me reboto si se enfada la persona a la que he ofendido. No huyo de las consecuencias de mis actos.
3. No me desapruebo por ser como soy. Me quiero a mi misma y me valoro aunque sea impulsiva. Porque soy mucho más que ese "defecto".
4. Si no me gusta ser impulsiva porque me trae problemas, decido intentar serlo menos y para ello intento averiguar cómo conseguirlo. Y si tengo que pedir ayuda la pido. Y a por ello.




Patricia Vilchez Las Heras
Psicòloga infanto-juvenil
Col. 21639

SI VAS A AMARGARTE, HAZLO BIEN


“Imagina que te encuentras en una sala de conciertos escuchando los compases de la más melodiosa de las músicas y que, de pronto, recuerdas que se te ha olvidado dejar cerrado tu automóvil. Comienzas a preocuparte, y ni puedes salir de la sala ni disfrutar de la música.
[…]La vida para quienes tienen oídos para oír, es una sinfonía; pero es rarísimo el ser humano que escucha la música. […] La gente está demasiado ocupada en escuchar los ruidos que sus circunstancias y su <<programación>> han introducido en su cerebro.”
Anthony de Mello- Una llamada al amor


Hay millones de razones y millones de maneras para conseguir la preciada meta del ser humano de ser (¡por fin!) feliz... Pero si eres de los que se le resiste cualquier libro de autoayuda, si eres de los que ni con un perro en su vida encuentran la tranquilidad, el sosiego, ni el sentido, quizás es que estás destinado a ser desgraciado toda tu vida. Aún así, debes concentrarte para hacerlo realmente bien. Ser un perfecto desgraciado tampoco es fácil; a veces, sin esperártelo, te pondrás a disfrutar de una canción que han puesto sin aviso en la radio. ¡Mal, ya has sonreído por unos segundos! Pero no te preocupes, Paul Watzlawick hizo un genial trabajo de recopilación ("el arte de amargarse la vida") para ayudar a personas como tú, en el duro trabajo de ser el mayor infeliz del planeta. 
Si quieres seguir amargándote la vida sigue fielmente estos principios:

- No trates de cambiar. Sigue diciendo que las cosas deberían ser como tú prefieres y en lugar de cómo son. Sé fiel a ti mismo, no te contradigas para nada aunque la alternativa sea mejor.


Piensa que cualquier tiempo pasado fue mejor. Que nada volverá a ser como antes, que jamás volverás a sonreír. Sigue con la añoranza y la desdicha, y serás fuente de aflicción.

- Céntrate en el pasado. Evita hacer algo en el presente, el único tiempo que puedes sentir.

- Sé victimista. Dite que el pasado te la jugó, y que ahora serás desdichado toda la vida. Afirma el determinismo del pasado y que ahora ya no puedes hacer nada,eres víctima del pasado. Hecha la culpa al pasado y evita la responsabilidad de hacerte cargo del presente.

- Di a ti mismo que hagas lo que hagas no va a cambiar nada. Que no hace falta explorar y aplicar otras soluciones, porque te da miedo encontrar la solución. No conduce a nada, sino más de lo mismo. Aférrate a las soluciones conocidas y que te sirvieron en el pasado, y olvídate la posibilidad de nuevas soluciones quizás mejores.

- Cuando intentes hacer algo, imagínate lo peor Piensa en todo lo negativo que pudiera ocurrir, y así quizás dejas de hacerlo.

- Céntrate en los infortunios y olvida los aspectos positivos. Dite que siempre te pasa lo mismo, que siempre es igual. Sobretodo abstente de una visión más global y realista.

- Una situación de lo más trivial, podemos convertirla en difícil sólo hemos deponer empeño en ello. Así cuando algo no te salga o quieres hacer, empéñate que te debe salir e imagínate la peor situación que de bien seguro te ocurrirá. Ya habrás conseguido haberlo hecho un poco más difícil.

- También puedes evitar un problema con el fin de que perdure siempre. Sino lo afrontamos, siempre estará allí, y será nuestra fuente de aflicción.

- Mantente fiel a tus profecías y expectativas. Sé fiel a ellas y haz todo lo posible para que ocurran, y al fin se puedan cumplir. Cuando uno crea una profecía actúa consciente o inconscientemente con el fin de cumplirla. Tiende a sesgar la realidad.

- Es más fácil viajar lleno de esperanzas, que llegar. La llegada puede ser el fin de nuestro viaje y eso nos da miedo. Vamos a evitarlo.

- Comunícate de forma ineficaz. Confunde el nivel objetivo, lo que en realidad se ve, y lo que se dice al otro. Intenta buscar intenciones ocultas, leer los pensamientos, culpa al otro, haz todo lo posible para acabar enfadándote con e lotro.

- Intenta ser espontáneo, natural. Exígete hacer algo que crees que te debe salir de dentro y verás como no sale, pero inténtelo. Pero no tan solo que te salga de dentro, sino que además que te guste. Cúlpate si no te sale. Exígete reír porque es lo que se espera que hagas, todo el mundo lo hace.

- Piensa que si alguien te quiere, algo malo hay en ello porque no lo mereces.No es normal, no está en su cabal juicio. Busca que esconde tras ello hasta que lo hagas poco atractivo. Vive con la ilusión de conseguir conquistar alguien,pero no lo conquistes nunca, eso sería horroroso. Enamórate sólo de la ilusión,pero no lo consigas nunca.

- Busca las intenciones ocultas de tus acciones más bondadosas. Observa tus acciones altruistas y solidarias, y verás como eres un miserable y poco honesto.Así también te abstendrás de ayudar.

- Busca a un compañero para satisfacer el rol o papel que quieres representar en esta vida. Nos buscamos aquél que puede reflejar la imagen que llevamos dentro.

- Piensa que tu mundo es el verdadero, normal, exacto y el único. Desprecia cualquier punto de vista diferente al tuyo.

- Piensa que la vida es un juego de suma cero. En que unos ganan y otrospierden, aunque ambos pierden ante la vida. Tu objetivo es ganar, aunque noveas lo que pierdes.






Bibiana Badiella 
Psicòloga 21373

Me falta energía

Con la llegada del Otoño, la disminución de horas de sol y la bajada de temperaturas, mucha gente siente falta de energía, desánimo, desinterés por actividades que antes encontraba gratificantes y alteraciones en las pautas de sueño. Es lo que se llama Trastorno Afectivo Estacional o astenia otoñal.

Biológicamente nuestro organismo necesita la exposición al sol para sintetizar determinados neurotransmisores implicados en el estado de ánimo. Al acortarse los días y bajar la exposición al sol, nuestro cuerpo incrementa la producción de melatonina (hormona encargada de regular la temperatura corporal y el sueño), lo que a su vez provoca una bajada en la disponibilidad de serotonina, también conocida como la hormona de la felicidad. Unos niveles altos de serotonina se asocian a la relajación, la concentración y la sensación de bienestar. En cambio unos niveles pobres de serotonina se asocian a la rumiación, la preocupación, la ansiedad y la depresión.

¿Qué podemos hacer?
  • Aumentar nuestra exposición al sol. Aprovechar al máximo los días y las horas de sol para salir a la calle.

  • Realizar ejercicio físico, a ser posible al aire libre. Un poco de ejercicio físico diario se relaciona con la producción de endorfinas y mejorará nuestro estado de ánimo.

  • Seguir una dieta equilibrada, aumentando la ingesta de alimentos ricos en triptófano y magnesio. El triptófano es el precursor de la serotonina y lo podemos encontrar en alimentos como el queso, la carne magra, el pescado, las legumbres y las nueces. Sin embargo para sintetizar serotonina, nuestro cuerpo necesita además ácidos grasos omega 3, magnesio y zinc. Por ello los alimentos ricos en magnesio, como los plátanos, las nueces, las legumbres y las verduras son considerados antidepresivos naturales.

  • No olvidarse de familia y amigos. Formar parte de una red social amplia, en la que te sientas cómodo, también aumenta los niveles de serotonina. Cuando tenemos el ánimo por los suelos y nos falta la energía, acostumbramos a encerrarnos en casa más de lo habitual, lo que empeora los síntomas de la astenia otoñal. Por ello es importante mantener nuestro nivel de actividad social, a pesar de nuestro estado de ánimo, porque solo así romperemos el círculo.


  • También utilizar alguna técnica de meditación como el Mindfulness puede ayudar a combatir el estado de ánimo negativo. 

Laura Sánchez

Me siento dependiente de mi pareja, ¿qué puedo hacer para cambiarlo?

Hay muchas personas, más mujeres que hombres, que se sienten dependientes de su pareja. 

¿Qué significa exactamente sentirse dependiente de tu pareja?

Sentirse dependiente implica lo siguiente:

  • Sientes que tu pareja es más importante que tú en la relación.
  • Sientes que sus pensamientos, sus acciones y sus sentimientos tienen más peso y son más válidos que los tuyos. 
  • Sientes que te cuesta o te da respeto decirle cosas que no te gustan o que te molestan de tu pareja, en cambio crees que te mereces que tu pareja sí se queje y te diga cosas malas de ti.
  • Sientes que no eres suficiente para tu pareja.
  • Sientes que tienes miedo de que tu pareja se vaya de tu lado.


   Todos estos sentimientos tienen una misma base: falta de autoestima y seguridad en ti misma.
Esta falta de autoestima y de seguridad puede ser por muchos motivos. Puede ser por anteriores relaciones que has tenido, puede ser derivado de conflictos familiares, traumas, etc.
El caso es que seguramente te impiden tener una relación sentimental con tu pareja en la que te sientas con confianza y con estabilidad.

Debido a este miedo a que se vaya de tu lado, puede ser que intentes darle todo lo que necesita, cuidarle, que se sienta bien atendido por ti. Quizás le has dado tanto que te has quedado sin autoestima.
Si te sientes identificada con esta forma de relacionarte con tu pareja, te recomiendo que hagas el siguiente análisis:
  • Tu pareja, en realidad, no necesita que le cuides y estés tanto por él ya que sabe cuidar de sí mismo.
  • En base a lo anterior, en realidad te entregas mucho a esa persona no porque lo necesite sino porque tú tienes miedo a que se vaya de tu lado.
  • El miedo a que se vaya de tu lado, hace que cada vez quieras hacer más y más por esa persona. Si por el motivo que sea esa persona se acaba yendo, es cuando empiezas a entrar en un círculo vicioso absurdo y doloroso para ti: “quizás no he dado lo suficiente, si hubiera dado más de mí no se hubiera ido”. Con lo cual te culpabilizas.
  • Esto hará que en tu próxima relación des más de ti porque tu miedo a que se vaya y quedarte sola será todavía mayor debido a tu vivencia anterior.

¿Cómo puedo solucionarlo?
  • Lo primero y más importante es hacerte valer. Hacerte respetar. Para que los demás te respeten primero te tienes que respetar tú.
  • Para respetarte, aprende a validar tus sentimientos porque son igual de importantes y válidos que los de los demás. Esto significa que cuando algo te enfada expreses ese enfado. Si estás sintiendo enfado es por algo, es tu sentimiento y se merece ser reconocido.
  • No te calles las cosas para no crear conflicto o por miedo a su reacción. Esta actitud justamente provoca un efecto boomerang: como más te callas las cosas que te molestan, más pequeña te sientes tú y más poder le das a la otra persona. Con lo que se va creando un círculo vicioso cada vez más difícil de deshacer.

Así que expresa las cosas tal como las sientes y las piensas. Siempre se pueden decir de una forma constructiva que lleve a mejorar la relación de pareja.
  • Expresa a tu pareja que te sientes dependiente de él y que quieres superar el miedo a que se vaya de tu lado. Explícale que superar este miedo os ayudará a tener una mejor relación de pareja ya que tú te sentirás con más seguridad y más confianza en la relación.


Mónica Blasco






Mindfulness y el dolor crónico

El ser humano construye su identidad contándose historias acerca de lo que hace, siente, piensa o lo que pudo haber hecho, sentido, pensando.

El dolor como síntoma tiene el poder característico de invadir la identidad de la persona, se vive una historia "saturada" por la experiencia del dolor.

A través de las conexiones con la corteza cerebral y el sistema límbico, el mensaje doloroso se convierte en una experiencia emocional y consciente. Se construye así el mensaje doloroso.

Hay dos tipos de sufrimiento, el sufrimiento primario es el que estamos preparados, como especie, para sentirlo y superarlo, puede ser  la perdida de un ser querido, una enfermedad... este dolor no se puede evitar.
El dolor secundario es cómo nos relacionamos con el primero, una persona que padece dolor crónico añade más sufrimiento por lo que se dice o se cuenta acerca de el dolor que por el mismo dolor en si.

Se puede tener dolor crónico y vivir una vida plena. Mindfulness nos permite descubrir una nueva realidad, momento a momento, sin que la mente nos arrastre a un exceso de pasado (tristeza) o un exceso de futuro (ansiedad), nos permite suspender juicios ante uno mismo, ante las demás personas y ante las circunstancias.

Entrenando la atención aprendemos a responder, que no es lo mismo que reaccionar, En qué nos basamos para responder? Primero tenemos un pensamiento, el pensamiento nos provoca una sensación y la emoción sensaciones físicas.

Con la práctica de Mindfulness podemos identificar los pensamientos, identificar la emoción primaria, esto es importante, ya que el sufrimiento primario no lo podemos evitar pero el sufrimiento secundario depende de las herramientas que cada persona desarrolle.

Dar un paso a delante, entrenar la mente igual que entrenamos el cuerpo es de vital importancia para disfrutar de el hermoso regalo que es la vida.


Marisa Castilla.

Cómo optimizar el aprendizaje de nuestros hijos

Durante toda la vida estamos en constante aprendizaje. Cada día podemos, si queremos y nos dejan, aprender cosas nuevas. Durante la edad adulta tendremos mayor capacidad de aprendizaje y de cambio si en la infancia se ha permitido que aprendamos a nuestro ritmo, sin presiones, sin sobreprotección, sin traumas, con naturalidad.
Los niños aprenden desde sus primeros años de vida. Lo hacen porque su cerebro se va desarrollando y van adquiriendo capacidades nuevas que les conducirán a habilidades nuevas. Su curiosidad y afán de exploración innatos serán el motor para ello. Los adultos jugaremos el papel de estar a su lado, tender la mano y darles ejemplo y confianza.
Habrá que tener algunas cosas en cuenta para lograr hacer este papel lo mejor posible.



REFUERZO POSITIVO

Reforcemos cada intento y cada logro que consigan nuestros hijos por pequeño que sea. Así verán que valoramos lo que hacen y estarán motivados para los siguientes pasos. El refuerzo es, para entendernos, un premio. Lo mejor es que el refuerzo sea verbal o social. Palabras de alabanza, de ánimo, de orgullo, besos, abrazos, etc. También es un refuerzo que contemos, delante de él/ella, a los demás (familiares, amigos…) lo bien que han hecho algo o lo que han logrado. El refuerzo material también es correcto pero conviene no abusar de él. El objetivo es que ese refuerzo que en la infancia damos nosotros se acabe interiorizando y se convierta, con el tiempo, en autorrefuerzo. De esa manera, con cada aprendizaje, obtendrá satisfacción personal sin necesidad de que le refuerce nadie externamente.

DAR EJEMPLO

Si queremos transmitirles una enseñanza o un valor la mejor lección será el ejemplo. Cuanto más pequeños más querrán imitarnos y será la mejor manera de que adquieran un comportamiento deseado. Si queremos que nuestro hijo no se distraiga con la consola durante las comidas, no estemos nosotros distraídos con el móvil. Si queremos que sea respetuoso, no faltemos nosotros el respeto. Si queremos que no nos mienta, procuremos no mentirle. Parece que los niños pequeños son tan pequeños que se enteran de poco, pero nada más lejos de la realidad, son grandes observadores y absorben mucha información del entorno y, de manera más o menos consciente, sacan conclusiones.

POTENCIAR SUS INTERESES

No quitemos importancia a sus gustos. Todo aquello que le interese será un foco de nuevos aprendizajes. Si le apasionan los dibujos de superhéroes seguro que estará más motivado para aprender a leer sólo por poder leer los cómics de sus superhéroes preferidos. Si le encanta bailar, animémosle a ello apuntándole a clases y diciéndole cuánto nos gusta verle bailar. Si los potenciamos quién sabe si conseguirán con el tiempo desarrollar un talento. No decidamos nosotros si sus aficiones son una pérdida de tiempo o no. Eso debe estar en su mano.

LA TOMA DE DECISIONES

Permitamos con el tiempo que nuestros hijos vayan tomando pequeñas decisiones y procuremos reforzarlas. Con los años las decisiones habrán de ser cada vez mayores y más importantes y nuestro rol será aconsejar y estar al lado si se equivocan pero nunca decidir por ellos para evitar que se equivoquen. Porque en la vida adulta tomamos constantes decisiones y muchas veces podemos equivocarnos y mejor será que estemos preparados psicológicamente para ello. Podemos comenzar dejándole decidir cómo vestir para ir a la escuela (habrá que morderse la lengua si creemos que se ha vestido con muy mal gusto pero, a fin de cuentas, ¿qué importancia tiene? Dejemos que se equivoque y a ver qué pasa.), también darle un par o tres de opciones para el postre, o dejarle que opine sobre dónde ir el fin de semana.

PROTECCIÓN NO EXCESIVA

Una manera de sobreprotección es la comentada en el apartado anterior, proteger de las malas decisiones. Pero hay muchas otras maneras de sobreprotección. Por ejemplo: responsabilizarnos nosotros de los que debería responsabilizarse nuestro hijo. En nada lo ayudamos si lo duchamos nosotros cuando él podría ser perfectamente capaz de hacerlo si se lo permitiéramos. De nada sirve que le preparemos nosotros la mochila porque el día que tenga que hacerlo solo no querrá y no lo sabrá hacer y las consecuencias serán peores que si le hubiéramos permitido aprenderlo cuando tocaba.

LAS COMPARACIONES SON ODIOSAS

No es positivo que el niño vea que le comparamos constantemente con los hermanos, los primos, los compañeros de clase, los hijos del vecino… Ni para decir que son mejores ni mucho menos para decir que son peores. Cada niño es especial, tiene su personalidad, sus ritmos, sus gustos, etc. Compararles les creará una necesidad de competitividad excesiva que sin duda será fuente de ansiedad en el futuro. Además de verse minada su autoestima. Debemos valorarlos y transmitirles esa valoración independientemente de si tienen más o menos logros que el niño del vecino o que el hermano o que el primo.

EXIGENCIA JUSTA

Claro que tendremos que ser en algún momento exigentes con nuestros hijos. No nos conformaremos si a final de curso vienen con todo suspendido y no nos conformaremos con que nos diga que no va a barrer en casa porque no sabe. Tendremos que exigirle más esfuerzo para sacar las notas adelante y tendremos que exigirle que coja la escoba y aprenda porque debe responsabilizarse también de las tareas domésticas.
Pero cuidado con la exigencia excesiva. Si exigimos más de lo que nuestro hijo puede dar, dañaremos su autoestima y le haremos sentir que no vale, que no sirve. Si nuestro hijo saca todo notables y en vez de felicitarlo le transmitimos que no estamos conformes y que esperábamos sobresalientes nuestro hijo creerá que es mal estudiante y que para sentirse valorado por nosotros tiene que ser mucho mejor. Pero… puede ser mucho mejor? Seguramente sí pero este no será el camino para que lo sea. El camino es el de felicitarle y motivarle para que quiera ser mejor por decisión propia y no para sentirse valorado.

EL RITMO

¿Nos preocupa que nuestro hijo esté tardando en adquirir un aprendizaje? No cunda el pánico. Cada niño tiene sus ritmos y seguramente nos estemos preocupando más de la cuenta y lo único que pasa es que necesita un poco más de paciencia. Podemos animarle a intentarlo, ayudarlo si se equivoca, reforzarlo si se acerca a lograrlo y felicitarlo cuando lo consiga. No le ayudaremos si le presionamos, si nos enfadamos porque no lo logra, si le comparamos con los demás y si le exigimos un ritmo que no es el suyo y no puede asumir. De nuevo estaremos potenciando una mala autoestima, desconfianza en sí mismo y desmotivación para aprender cosas nuevas.

En conclusión, dejemos a nuestros hijos avanzar a su ritmo, yendo nosotros un paso por detrás por si nos necesitan, para sentirse seguros y confiados. Y estemos ahí siempre para felicitar cada paso adelante.


Patricia Vilchez Las Heras
Psicóloga infanto-juvenil, col. 21639