think...: Pensamiento 6: El enfado

think...: Pensamiento 6: El enfado: "De nuevo ésta, es una emoción sana. Las frustraciones, es decir, todo aquello que no es como uno desea que sea, forman parte de la vida, y c..."

Pensamiento 6: El enfado

De nuevo ésta, es una emoción sana. Las frustraciones, es decir, todo aquello que no es como uno desea que sea, forman parte de la vida, y cuando topamos con ellas una reacción muy normal y muy humana es enfadarse.

El enfado suele ir acompañado de reacciones físicas o corporales, como la tensión, un nudo en el estómago, enrojecimiento de cara, presión en la cabeza...esta emoción, como todas las demás, requiere ser expresada. Si lo hacemos con una actitud asertiva, conciliadora y de diálogo, conseguiremos liberarnos de estas sensaciones físicas (no muy agradables, por otro lado) y quizás, tal vez, cambiar la situación que me generó el enfado.

En otras ocasiones el enfado, no es enfado, sino rabia. La diferencia? La rabia es una emoción insana y desadaptativa, ya que se basa en pensamientos irracionales, circulares y recurrentes que lo único que consiguen es generar más sufrimiento del necesario.

Por otro lado, la rabia, en cuanto que emoción, también requiere expresión, el problema es que ésta no permite la asertividad sino que se expresa de forma brusca, explosiva y conflictiva, evitando así el acuerdo y, por tanto, imposibilitando el cambio que seria necesario para modificar la situación.
Pero más peligroso es, todavía, que no se exprese esta emoción, pues la rabia es agresividad y si esta no produce un estallido exterior lo hará de todas formas,.....pero hacia adentro.
El objetivo: responder a las situaciones y no dejarnos arrastrar por la rabia ni hacia los demás ni hacia uno mismo.

Pensamiento 5: La tristeza

La tristeza,... siempre huyendo de ella....

La tristeza, vuelve a ser una emoción sana. Digo sana puesto que forma parte de la vida, no podremos esquivarla siempre, y nos va a ser necesaria para superar situaciones de duelo y pérdidas: un divorcio, la muerte de un ser querido, un despido....

Las sensaciones y síntomas corporales que conocemos de sobra, un nudo en la garganta o en el estómago, una sensación de hueco, una pesadez sobre los hombros, decaimiento, lágrimas, cansancio, son manifestaciones normales de la tristeza y tendremos que aprender a aceptarlas cuando estas aparecen, pero no dejar que se perpetúen. Hay un dicho - creo que hindú - que dice algo así como: deja que la tristeza planee sobre tu cabeza pero no dejes que anide en ella.

Cuando esta tristeza se vuelve crónica, cuando las sensaciones físicas se intensifican, cuando el sufrimiento emocional es cada vez más intenso y uno siente que ya no puede funcionar en su vida diaria, que ya no puede ir a trabajar, ni siquiera levantarse, entonces la tristeza ya no es tristeza sino depresión. 
Y  la depresión es una emoción insana que requiere intervención profesional puesto que se considera un trastorno.

Un compañero solía decir "lo normal es salir de una depresión" estoy de acuerdo y requiere tratamiento terapéutico y en muchos casos también farmacológico.

Pensamiento 4: el miedo

El miedo, que no la ansiedad, es un sentimiento sano. El miedo nos avisa de que existe una situación potencialmente  peligrosa, nos alerta, y prepara el cuerpo para responder en consecuencia.
El miedo por tanto forma parte de la vida. Nos lo podemos encontrar en diversas formas, se siente de diferentes maneras a lo largo de la vida. Todos los seres humanos tienen miedos, miedos diferentes.
Hay miedos más amplios: miedo a morir, miedo a vivir, miedo a equivocarse, a defraudar, a perder, a fracasar....Y miedos más concretos: a la oscuridad, a perder el trabajo, a arruinarse, a realizar determinadas actividades o relacionarse con determinadas personas o animales....
Pero el miedo, es miedo y al final la respuesta al miedo no es luchar contra él, ni tampoco intentar evitarlo a toda costa, la respuesta es al fin, aceptarlo.
Es incómodo, no agradable, molesta, pero desde la aceptación aprendemos que lo que no podemos permitir es que nos bloquee, y si lo que lo provoca no es una situación altamente peligrosa no dejar de hacer aquello que nos proponemos. El límite entre que es y que no es peligroso es, a veces, algo subjetivo. Yo no me tiraría en paracaídas, porque me da miedo, pero no es un objetivo vital para mi, por eso he decidido no hacerlo.
También me da miedo equivocarme cuando tengo que elegir, pero entiendo que en la vida hay que elegir y eso implica perder algo, por eso no me niego a elegir, aunque a veces lo haga con miedo.
En definitiva, aceptar el miedo y "no dejar de hacer" a pesar de sentirlo.