LA ESENCIA DE LA ADOLESCENCIA


La adolescencia es un período de la vida tan desconcertante como maravilloso.  Comprendido más o menos entre los doce y los veinticuatro años, la adolescencia se considera en todas las culturas como una etapa de grandes retos tanto para el adolescente como para los adultos que le rodean.

Existen montones de mitos creados alrededor de la adolescencia que ahora la ciencia nos demuestra de manera clara que no son ciertos. Y lo que es aún peor que ser falsos, estas creencias equivocadas pueden complicar la vida de los adolescentes y la de los adultos.

Uno de los mitos más frecuentes referidos a la adolescencia es que las hormonas disparadas de los jóvenes hacen que estos "se vuelvan locos o se les vaya la cabeza" esto es sencillamente falso. Las hormonas si que aumentan durante esta fase, pero no son las hormonas las que determinan lo que pasa en la adolescencia. Ahora sabemos que lo que experimentan los adolescentes es, sobre todo, el resultado de cambios en el desarrollo del cerebro.

Otro mito es que la adolescencia no es más que un período de inmadurez y que los jóvenes solo necesitan " madurar". Con esta visión, no es de extrañar que se vea la adolescencia como algo que todos tenemos que aguantar, sobrevivir como se pueda y dejar detrás con tan pocas cicatrices de guerra como sea posible.

Por lo contrario, los adolescentes no tienen que limitarse a sobrevivir la adolescencia, pueden desarrollarse gracias a este importante período de su vida.
La "labor" de la adolescencia- poner límites, la pasión por explorar lo desconocido y excitante- puede establecer un escenario para el desarrollo de rasgos básicos del carácter que capacitarán a los adolescentes para una magnífica vida llena de aventuras y objetivos.

El cambio sano hacia la madurez se hace a través de la interdependencia. La naturaleza de los lazos que mantienen los adolescentes con sus padres como figuras de apego cambia, y los amigos cobran mayor importancia. En última instancia, aprendemos a cambiar de necesitar cariño de otros durante la infancia, a  alejarnos de nuestros padres y apoyarnos más en nuestros iguales durante la adolescencia, para acabar dando cariño y recibiendo ayuda de otros. Eso es interdependencia.

Los adultos tenemos cosas que aprender de la adolescencia como etapa por la que hemos pasado, y de los adolescentes como personas que están pasando.  Los adolescentes nos pueden recordar lo que tenemos derecho a experimentar en nuestra vida,  puede capacitarnos para que continuemos un aprendizaje a lo largo de toda la vida.


Marisa Castilla