Mindfulness y el dolor crónico

El ser humano construye su identidad contándose historias acerca de lo que hace, siente, piensa o lo que pudo haber hecho, sentido, pensando.

El dolor como síntoma tiene el poder característico de invadir la identidad de la persona, se vive una historia "saturada" por la experiencia del dolor.

A través de las conexiones con la corteza cerebral y el sistema límbico, el mensaje doloroso se convierte en una experiencia emocional y consciente. Se construye así el mensaje doloroso.

Hay dos tipos de sufrimiento, el sufrimiento primario es el que estamos preparados, como especie, para sentirlo y superarlo, puede ser  la perdida de un ser querido, una enfermedad... este dolor no se puede evitar.
El dolor secundario es cómo nos relacionamos con el primero, una persona que padece dolor crónico añade más sufrimiento por lo que se dice o se cuenta acerca de el dolor que por el mismo dolor en si.

Se puede tener dolor crónico y vivir una vida plena. Mindfulness nos permite descubrir una nueva realidad, momento a momento, sin que la mente nos arrastre a un exceso de pasado (tristeza) o un exceso de futuro (ansiedad), nos permite suspender juicios ante uno mismo, ante las demás personas y ante las circunstancias.

Entrenando la atención aprendemos a responder, que no es lo mismo que reaccionar, En qué nos basamos para responder? Primero tenemos un pensamiento, el pensamiento nos provoca una sensación y la emoción sensaciones físicas.

Con la práctica de Mindfulness podemos identificar los pensamientos, identificar la emoción primaria, esto es importante, ya que el sufrimiento primario no lo podemos evitar pero el sufrimiento secundario depende de las herramientas que cada persona desarrolle.

Dar un paso a delante, entrenar la mente igual que entrenamos el cuerpo es de vital importancia para disfrutar de el hermoso regalo que es la vida.


Marisa Castilla.